Guardo
un gran recuerdo de aquellas tertulias interminables en las que entre GinTonics
y cervezas, según el presupuesto de cada uno que normalmente era bastante exiguo,
arreglábamos el mundo con el verbo, que allí sí que era florido y exuberante, y
profuso y… todos los adjetivos que se le
quieran poner.
Los
contertulios se animaban entre sí y las discusiones, en el sentido de
intercambio de opinión , se alargaban hasta altas horas de la madrugada y
terminaban con palmas y algún que otro taconeo. Ahí empezaron mis problemas
para dormir, y no por mis excesos nocturnos sino porque ya se sabe que en la Radio hay turnos…y turnos. Sobre todo cuando el
que te los pones es un ex Guardia Civil sin muchas luces que pensaba que todos
los vascos éramos de la ETA ,
en fin… Pero ni así lograron enturbiar mis recuerdos.
Toda
la gente que conocí eran artistas; escritores, pintores, cómicos, bailaores…y
todos tenían la clave para acabar con los problemas del mundo, o eso pensábamos
entonces. Seguramente sería el humo de los “cigarrillos de la risa” el que nos
hacía pensar que todo el mundo es bueno, como decía el gran Summers.
Al
final la única forma de cambiar un poco el mundo es ir por ahí con
la sonrisa abierta aunque no apetezca. Y ser amable por definición, porque es
gratis, porque estamos más guapos y porque nos da la gana.
Venga, que la situación social de ahora mismo, no nos haga decir aquella frase que tanto repetía mi amigo Miguel el pintor, con toda su socarronería.
Sígueme en twiter @ladebilbao
Venga, que la situación social de ahora mismo, no nos haga decir aquella frase que tanto repetía mi amigo Miguel el pintor, con toda su socarronería.
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